Comunicación e Imagen Pública

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viernes, 15 de marzo de 2013

PRESAS DEL CAMINO


Es increíble la cantidad de inmigrantes centro americanos que cruzan nuestro país para llegar a Estados Unidos. Tener una vida mejor, es el llamado “sueño americano”.
Siempre se habla sobre la frontera Norte de nuestro país y la difícil situación que se tiene que pasar para poder cruzar la frontera entre México y Estados Unidos, pero ¿qué pasa en la frontera Sur?

De igual manera existen muchos obstáculos en la frontera de México y Guatemala, dónde los migrantes, especialmente las mujeres y niños, son blancos fáciles de la delincuencia.
Son personas que salen de su país, Honduras, El Salvador, Guatemala, Belice, entre otros, buscando mejores oportunidades de vida y que en su mayoría no cuentan con estudios,  provienen de una vida de desintegración familiar, maltrato o agresión sexual.

La mayor parte de los inmigrantes son hombres, sin embargo hoy en día las mujeres y niños han encabezado la lista principal de inmigrantes en esta zona. Según el gobierno guatemalteco, se calcula que ocho de cada diez migrantes mujeres de Centroamérica sufren algún tipo de abuso sexual en México.  Viajan sabiendo eso, que abusarán de ellas una, dos, tres veces... Desde ahí se entiende el fenómeno de la trata de personas. Saben que son víctimas, pero no se asumen como tal. Su lógica es: “sí, sé que esto me pasa, pero ya sabía que me pasaría”.

Mujeres y niños son víctimas de explotación sexual
 
Rodolfo Casillas comenta en su libro “La trata de mujeres, adolescentes, niños y niñas en México, un estudio exploratorio en Tapachula” que desde muy temprana edad empiezan a ser preparadas, con el paso del tiempo las explotan y  la mayoría empieza como meseras comunes. Luego se hacen bailarinas exóticas y terminan prostituyéndose, generalmente llegan hasta ahí con engaños. Lamentablemente el rango de edad en el que se ubican estas mujeres es de 10 a 35 años.
Prácticamente las tienen presas, pues las amenazan con llevarlas a migración y que las metan a la cárcel, pues no cuentan con los papeles legales para estar en nuestro país.
De 250 migrantes violadas que la OIM (Organización Internacional para las Migraciones) detectó en un proyecto de atención a víctimas, sólo 50 se dejaron ayudar, ser asistidas médica y psicológicamente. El resto dijo que era inútil, que les volvería a pasar.
En Chiapas hay una casa de atención a mujeres víctimas de violación y trata en su trayecto hacia Estados Unidos. Sus encargados hablaron del tema, pero pidieron no ser identificados como institución ya que se sabe, hay muchas mafias metidas en esto, inclusive grupos del crimen organizado. Dijeron que, de todos los casos atendidos, había una razón principal por las que las mujeres decidían quedarse, no escapar. La razón:  que siempre ganan más de lo que ganaban en Centroamérica. Luego de un mes de estar en contra de su voluntad, empiezan a resignarse, y a verle el lado amable, a ver que tienen dinero para mandar a sus casas, y se dejan atrapar por esta vida de noche, vicios, adicciones y abusos. Su forma de ser y pensar cambia radicalmente, pues de ser personas tímidas, inseguras y en ocasiones sumisas, su personalidad se vuelve dura y rígida.
La forma de operar de los explotadores es la siguiente: sacan a una niña indígena de su tierra o en el transcurso de su paso por esta frontera hacia Estados Unidos, le dicen que va a ser mesera y que ganará mucho dinero sin embargo no es cierto y simplemente la venden como prostituta. Le quitan sus documentos y le aseguran que si escapa, que si no obedece, contactarán a su familia y le mostrarán fotos de ella en las piernas de un hombre en algún bar.
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El crimen organizado está involucrado en estas prácticas.
 
En Tapachula está una de las oficinas de la Fiscalía Especial para los Delitos de Violencia contra las Mujeres y Trata de Personas (FEVIMTRA). Sólo hay tres en todo México. A pesar de que en un informe publicado el 2 de febrero del año 2010, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito aseguró que en México la negligencia de las autoridades y el escaso reconocimiento del crimen hacen que la trata sea un delito en aumento. Sólo tres oficinas en un país de 32 entidades federativas, a pesar de que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) registra que alrededor de 20 mil niños y niñas son esclavizados para explotación sexual en este país. Aunque por convenios internacionales en México la trata debería haberse considerado como delito desde el año 2003, no fue sino hasta septiembre de 2007 cuando entró en vigor una ley que así lo contempla y exige a las autoridades prevenirla. Sin embargo, a esa ley aún no la acompaña el reglamento que establezca cómo deberán operar los perseguidores de ese crimen ni tampoco se ha creado alguna comisión que debería dictar estas normas y crear un sistema de información.
Lamentablemente estas cifras siguen subiendo y hasta que las autoridades no hagan un trabajo responsable, confiable y seguro, mañana, con otros nombres, con otros hombres, la escena volverá a ser la misma en decenas de antros y bares de la frontera, como lo hacen todas las noches, como lo hacen desde niñas….
 
Jorge Eduardo Montiel Ríos.
Desde el escritorio de mi recamara.
12 de Marzo del 2013

3 comentarios:

  1. Es muy cierto que se presta más atención a las problemáticas de la frontera norte de nuestro país, cuando en la frontera sur también necesita de la atención del gobierno y de la sociedad en sí. Considero que es urgente que se tomen medidas para resguardar la seguridad e integridad de los migrantes que simplemente buscan una calidad de vida mejor. Por otro lado parece increíble que en México no se encuentren las suficientes organizaciones en apoyo a las personas que sufren de explotación sexual, ya que es un delito que va en aumento y que sufren incluso menores de edad. Sin duda alguna es un sector en el que nuestro gobierno debe enfocarse y trabajar.

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  2. "El 15 de diciembre de 2006, el presidente Felipe Calderón Hinojosa puso en marcha el programa de reordenamiento de la frontera sur del país, a fin de hacer de esta zona un sitio seguro y combatir la delincuencia organizada, el tráfico de personas y de estupefacientes, pues el tema de la seguridad es, según subrayó en esa ocasión, una prioridad."

    Así lo publicaba Milenio Impreso de Tabasco el 10 de Marzo de 2007. Hasta el momento, y sin tener que vivir en la zona, nos damos cuenta que las cosas no han cambiado y que la realidad sobre la prostitución sigue igual.

    ¿A quién podemos culpar? ¿Al Gobierno? ¿A la sociedad? ¿A la delincuencia?.

    Es fácil encontrar un culpable y librarnos de toda responsabilidad. Total, mientras no pase en nuestra casa o con un familiar, que sencillo es mirar desde afuera y solo criticar.

    Pero ¿y si todos somos causantes de lo que sucede en la frontera sur de México? ¿Si todos, de forma directa o indirectamente prostituimos a esas mujeres, las violamos, las golpeamos, y en algunas (si queremos) les pagamos por eso?

    Es una historia ya contada el decir que la misma sociedad se ha denigrado y hasta aventurado es afirmar que es la responsable de todos los males que le aquejan. Es decir, si nosotros como integrantes e individuos que nos consideramos pensantes y que formamos parte de la comunidad somos los que actuamos mal ¿por qué no hacemos algo para solucionar los problemas? ¿por qué esperamos que alguien más lo haga?.

    Es cierto que el gobierno es el responsable y tiene la obligación de crear acciones que sean benéficas para sus gobernados ¿pero por qué siempre esperamos el paternalismo? ¿por qué no empezamos a cambiar desde nuestra casa?.

    Tirar una envoltura en la calle, no respetar semáforos, no cerrar la llave del agua, usar el claxon del coche en demasía, no saber caminar en las banquetas. Todas éstas pequeñas acciones pueden hacer un gran cambio; nos pueden hacer mejores personas y mejores individuos y así podemos cambiar todo esos males que nosotros mismos provocamos. Y es que no sólo es prostitución y ya, ésta deriva en delincuencia, sobornos, corrupción, asaltos.

    Creo que es buen momento de mirar hacia adentro y ver en que estamos mal y resolverlo. Así, con ayuda de todos, podremos tener una vida y una sociedad mejor.

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