MÁS QUE DINERO EN JUEGO…

Cecilia, parecía llevar una vida feliz una mujer de 50 años con un matrimonio de más de 30, 3 hijos quienes ya se valían por sí mismos, nada le preocupaba, tenía una vida cómoda, quizá no era millonaria pero no tenía porque apurarse económicamente. Hasta que conoció las apuestas…

Todas las tardes llegaba a su casa, acelerada, nerviosa, con una sonrisa y ganas de platicar pero con la mirada triste… lo primero que hacia al regresar era comenzar a hacer cuentas para justificar las pérdidas en sus apuestas. Así era siempre cuando volvía del casino del que ya era clienta muy frecuente. Ha perdido la confianza de su familia, y se ha ganado que ya no dejen pasar dinero por sus manos.

Sin duda es una ludópata, adicta a los juegos de azar, a las máquinas ‘tragamonedas’ principalmente, con todos los síntomas de esta enfermedad sin duda, aunque ella acepta su problema no hace (ni hará) nada por salir de eso si no toca fondo.

 

Platicando con un taxista que esperaba pasaje fuera del casino me di cuenta que este problema es más grande y común de lo que yo pensaba.

-Las personas que salen del casino toman taxi, pero no porque hayan ganado o traigan dinero, sino porque el taxi pueden pagarlo llegando a casa porque las tragamonedas o el bingo se encargaron de dejarlos sin un centavo-. Me dijo el taxista entre risas.

-Hay quienes nos venden sus pertenencias, o a quienes llevamos a su casa solo por más dinero y en este mismo taxi regresan al casino-.

Me impacto escuchar una anécdota en particular, el taxista me contó que una vez se sintió tan mal y triste de escuchar a una señora (quien había perdido todo en el casino) decir que ella haría lo que fuera por 100 pesos, insinuándosele.

 

Mientras platicaba con el ruletero me llamó la atención ver a un niño solo afuera del casino, bueno no sería raro si hubiera un área de juegos o algo por el estilo pero eran ya las 11 de la noche, todo negocio alrededor estaba cerrado, un niño de unos 8 años, jugando con un celular así que me acerque.  Y justo como lo sospeche el estaba ahí esperando a su papá, yo trataba de charlar con el pero sus ojos no veían más que la pantalla de su móvil.

No puedo evitar sentirme impotente, no puedo creer que maquinas ‘tragamonedas’ obtengan más atención de algunas personas que sus mismas familias…

Sin duda es una enfermedad gradual y que cada vez atrapa víctimas más jóvenes, en México hay más de 300 lugares de apuestas legales, y por internet esta todo un mundo de juegos de azar que también tienen dinero de por medio, el mismo director de la lotería nacional el señor Benjamín Roaro ha aceptado que la ludopatía ha aumentado y que es un riesgo latente para la sociedad.

Investigando por internet encontré desde blogs de autoayuda hasta paginas de empeño para ludópatas, y pues mientras las mismas personas sigan evadiendo sus problemas o tapándolos no se podrá hacer nada por ellas, en estos casos es más difícil porque a final de cuentas y si tienen un poco de razón en algo es que pues es su dinero, su vida y ellos sabrán como quieren llevarla, pero me pongo en los zapatos del niño, tan solo 8 años y pasa horas fuera de un casino esperando a su padre…  yo creo que no es justo. 

No quiero ni mi intención es satanizar los casinos, o decir que las personas que lo hacen son hijas de Satanás ni mucho menos, simplemente que quizá estas personas necesitan un empujoncito para darse cuenta que están dejando pasar tantas cosas mientras sus bolsillos se vacían en los casinos, quizá se estén perdiendo cenas familiares, momentos especiales con sus familias, o peor aún, quizá ya perdieron sus familias y hasta su dignidad.

Lorena Torres.