Nada es casualidad
Hoy en día las empresas se deben
por mucho a la reputación que han construido a lo largo del tiempo. Sin embargo
el verdadero reto es que esa imagen sostenida en el tiempo sea la adecuada y la
que te ayude a conseguir tus objetivos. Por eso es tan importante hacer un alto
en el camino y plantearse tres simples preguntas.
1.- ¿Cómo creo que me ven?
Normalmente tenemos muchas hipótesis al respecto, pues hemos recibido
comentarios o tenemos resultados que nos permiten tener una idea de cómo nos
percibe el mundo; nuestros clientes, nuestros empleados, nuestros socios,
nuestra competencia, etc. En este punto mucho vale la pena escribir todas esas
ideas que tenemos pues nos servirán como punto de partida.
2.- ¿Cómo realmente me ven? Es
común que nos aferremos a ciertos conceptos que nos han hecho llegar hasta
donde estamos, sin embargo es importante ser sinceros y enfrentar la realidad. Para ellos es
fundamental trabajar de la mano de un experto para realizar un Focus Group,
levantar una encuesta o hacer entrevistas, todo lo que sea necesario para que
podamos conocer de forma muy objetiva la percepción que tienen de nosotros, con
el simple objetivo de tener elementos para generar una estrategia y
crecer.
3.- ¿Cómo quiero que me vean? Luego
del diagnóstico obtenido y del buen trago de realidad es importante diseñar una
estrategia de comunicación dirigida a resaltar todas aquellas ventajas
competitivas y a trabajar en líneas de acción puntuales que nos permitan
convertir todas aquellas cosas que nos ponen en riesgo y nos desvían de la
imagen ideal que deseamos construir y sostener en el tiempo.
Sin duda mantener una buena
reputación requiere de tiempo y dedicación pero sobre todo de disposición para
siempre trabajar en ella, pues nada es obra de la casualidad.